LO MÁS NUEVO

Lo que aquí se expone son meditaciones personales, no una doctrina. Si este espacio, nacido y expuesto desde la reflexión personal, ayuda a que otros reflexionen sobre sí mismos y orienten su vida hacia los valores del Evangelio, habrá conseguido su única finalidad.

sábado, 23 de julio de 2011

El tesoro escondido



Jesús, en el evangelio, nos habla de un hombre que encontró un tesoro en un campo. Sabía que aquello le resolvería los problemas para siempre. El campo era muy caro. Pero él lo quería. Recogió todo lo que tenía, todas las demás propiedades, y las vendió. Se quedó sin nada para poder adquirir aquel campo y hacerse con el tesoro.

En cierto modo ese hombre del que nos habla Jesús es como Salomón. Lo olvida todo para conseguir la sabiduría. Para Salomón, la sabiduría es el tesoro escondido.

Nosotros no somos Salomón, ni tenemos un campo que comprar, pero sí tenemos una vida, una vida que necesitamos vivir con plenitud. El mundo nos presenta muchos valores que deslumbran: dinero, fama, poder... Muchos valores también que van cambiando según las modas. Vemos a las personas que se mueven entusiasmadas, ahora con esto, ahora con aquello y, a menudo, después, las encontramos desencantadas, desorientadas, como si volasen sin norte. La vida necesita una razón que coordine todas nuestras actividades, que las impulse, que las ilumine. Necesita un tesoro. Pero muchas veces este tesoro está escondido.

Los cristianos, en este sentido,  no solamente debemos ser seguidores. Se trata ante todo de ser descubridores. Un descubrimiento que siempre es un don de Dios, aunque normalmente sólo se nos da después de la oración humilde y confiada, después del servicio generoso a los hermanos. Pero es un descubrimiento que, de una vez por todas, ilumina todos los rincones de la existencia y comienza una marcha definitiva, cargada de luz y de amor. Encontrar a Jesucristo en todos los ámbitos de la vida es encontrar un tesoro escondido en la cotidianidad.

1 comentarios:

ME GUSTARÍA COMPRAR....
El "huerto de la montaña del cráneo"
O el jardín, el vergel, irrigado por los cinco ríos....

Esperaría encontrar allí, los más vigorosos árboles con exquisitos frutos:
unos buenos para contemplar...
otros, buenos para comer....

Quizás encuentre, también, oro, ónix, y perlas preciosas que no se pueden cambiar por ninguna otra riqueza en el mundo.
Sabiduría y verdad.